En la mujer que el hombre elije para amar,
Se deja conocer el espíritu que el individuo tiene, si este es hombre cabal
Y si aprecia el verdadero valor. De lo contrario, será un fracaso en futuro
Los ímpetus amorosos, corren a rienda suelta,
Hasta que se encuentran con la razón,
O con el triste y amargo desengaño.
Quien no ama con todos sus cinco sentidos
A una mujer de buenos sentimientos, y con cierta belleza
No estima a la obra mas perfecta de la sabia naturaleza
Dichoso quien halla tal ocasión
Sabio y muy feliz hombre el que goce de ella.
De su cuerpo, y de su tierno y ardiente corazón
El amor es inmensamente incomprensible
Todos los sentimientos se le someten,
Todas las demás penas, se subordinan a la ilusión,
Pero desgraciadamente en esta sociedad actual
Se ha instalado el virus, del amor débil
Un soplo de discusión, es una bomba
Que fulmina, ese edificio precipitadamente
Y sus escombros se convierten en variopintos recuerdos
Promesas incumplidas, palabras que quedaron vacías
Y un horizonte incierto, donde se camina a la deriva
Sin rumbo, cual barco sin timón ni faro, que sirva de guía.
Gemarza 32
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